Mucho dolor de cabeza

• Supongo que así es el fin, como la visión de las palomas muertas sobre el asfalto, gastado, como nosotros, con huecos y baches, humedades y sucio por el paso del tiempo y las pisadas recibidas.

• Supongo que así es el fin, la vuelta en bus a casa con tantas cosas que hacer que acaban deshaciéndose en nada.

• Supongo que así es el fin, ausente, con la motivación insignificante del semáforo en ámbar, esperando y desesperando que pase a rojo, rojo de prohibido, rojo de error, rojo de sangre en tubos transparentes.

• Supongo que así es el fin, con reproches hasta el último momento y con remordimientos en crescendo. Dudas que juegan a enredarse entre neurona y neurona, a hundirse en la yaga de la que ya no brota sangre bombeada.

• Supongo que mis expectativas de final estaban condicionadas por demasiadas películas americanas, una noche estrellada. No. No es así. Sabanas blancas, silencio en el alma, gritos, gritos, gritos mudos procedentes del caos que habita en mi cabeza, cabeza que no comprende nada, cabeza que no abasta, cabeza que tan solo duele, sin aire, ventanas cerradas.